lunes, 29 de diciembre de 2014

Frases Eleanor & Park


♡ La nueva inspiró profundamente y siguió avanzando. Nadie la miraba. Park intentó hacer lo mismo, pero la chica atraía su mirada como lo haría un accidente ferroviario o un eclipse.

♡ Era tan hermosa como la reina de un cuento de hadas.

♡ Te la imaginabas tallada en un barco vikingo o quizás pintada en el lateral de un avión…

♡ Kim estaba sentada a la mesa de al lado con otras dos chicas tan pijas como ella.

—Mírala —repitió Cal—. Es un Bollicao.
—Por favor —dijo Park—. Pareces idiota.
—¿Qué? La gente lo dice.
—Lo has sacado de la revista Thrasher o algo así, ¿no?
—Así es como se aprenden palabras nuevas, Park —Cal dio unos golpecitos en un libro de poesía—. Leyendo.

♡ Díganos, ¿por qué Romeo y Julieta ha sobrevivido a lo largo de cuatrocientos años?
Park detestaba hablar en clase. Eleanor lo miró enfurruñada y luego desvió la vista.
Él se sonrojó.
—Porque… —dijo Park con voz queda y la mirada clavada en el pupitre—. ¿Porque todo el mundo quiere recordar lo que significa ser joven? ¿Y estar enamorado?

♡ «Oriental» se usa para hablar de la comida —le había dicho.
—Lo que tú digas, Jackie Chan —había respondido ella.

♡ Sostener la mano de Eleanor era como sujetar una mariposa. O un latido. Como tener en la mano algo completo y vivo.

♡ Ni siquiera puedo respirar cuando no estamos juntos —susurró ella—. Y eso significa que, cuando te veo los lunes por la mañana, tengo la sensación de que llevo sesenta horas sin coger aire. Seguramente por eso refunfuño tanto y te contesto mal. Cuando estamos separados, me paso el tiempo pensando en ti, y cuando estamos juntos me invade el terror. Porque cada segundo cuenta. Y siento que he perdido el control. No soy dueña de mí misma, soy tuya. ¿Qué pasa si de repente te das cuenta de que ya no te gusto? ¿Cómo voy a gustarte tanto como tú me gustas a mí?

♡—Eleanor... espera —dijo Park.
Ella podía oír a su padre en la cocina y el golpeteo de su corazón por todos sitios.
—Eleanor... espera... Te quiero.
—¿Eleanor?
El padre de Eleanor estaba de pie en el umbral. Se movía en silencio, por si su hija estaba durmiendo. Ella colgó el teléfono y fingió que respiraba muy profundamente.

♡—No sé cómo despedirme de ti —dijo Eleanor.
Park le apartó el cabello de la cara. Nunca la había visto tan pálida.
—Pues no lo hagas.
—Pero tengo que irme...
—Pues vete —repuso Park, ahora con la cara de Eleanor entre las manos—, pero no te despidas. No es un adiós.

♡ —Todo irá bien —le aseguró Park.
Eleanor asintió.
—Claro.
—Porque te quiero.
Ella se rió.
—¿Por eso irá todo bien?
—Pues sí, la verdad es que sí.

♡ Estaba bastante segura de que le había dado las gracias por haberle salvado la vida. No solo la noche anterior sino, bueno, casi cada día desde que se conocían. Y eso le hacía sentir la chica más patética del mundo. Si no eres capaz de salvarte a ti mismo, ¿acaso tu vida vale la pena?
No existe el príncipe azul, se dijo.
No existen los finales felices.
Alzó la vista para mirar a Park. A esos ojos de un verde dorado.
Me has salvado la vida, intentó decirle. No para toda la eternidad. Seguramente solo de manera temporal. Pero me has salvado la vida y ahora soy tuya. La persona que soy aquí y ahora es tuya. Para siempre.




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